miércoles, 13 de abril de 2016

OTORGAN ORDEN MONSEÑOR
JOSE DEL CARMEN SUAZO
A PERIODISTAS DE SOMOTO


En el marco de la celebración del “Día del Nacional del Periodista” este 1ro.  De Marzo, el Consejo Municipal de esta ciudad otorgó la Orden Monseñor José del Carmen Suazo Hernández, a los periodistas Hugo Ramón García y Harlen Espinoza. El acto se realizó en la Sala Teatro del Palacio Municipal de la Cultura “Ana Urchueguía Asensio” de esta ciudad

Presentamos las palabras pronunciadas en tal evento por el periodista homenajeado Hugo Ramón García.

Sr. Alcalde Municipal Prof. Marcio Ariel Rivas Núñez, ausente en estos momentos, previa justificación;

Sra. Vice Alcadesa Municipal, Dania Sujey Martínez Mondragón;

Honorables miembros que integran el Consejo Municipal de Somoto;

Concurrentes todos:

Me motiva sobremanera la satisfacción particular de agradecer el reconocimiento que en esta ocasión singular se hace de mi persona hoy, que se conmemora el “Día Nacional del Periodista”, justamente acordado por el extinto Presidente de Nicaragua, Dr. René Schick Gutiérrez, y promulgado mediante ley oficial por el entonces Congreso Nacional de Nicaragua.

En lo que a mí concierne, siento que he llegado a una realización de mi vida, una realización que francamente no la esperaba, pero llegando a una conclusión reflexiva, estimo que el tiempo ha llegado para que la justicia y la razón, en su conjunta expresión, me hagan partícipe de lo que estoy experimentando en este acierto vital de nuestra interesante historia, porque en esta última se encarnan las realidades del presente.

Estimulado por la juventud y por los principios que me orientaban con indudable entusiasmo, sentí la necesidad de darle a mi pueblo, hoy elevado a la categoría de ciudad, con el aporte del pensamiento y la pluma, mis primeros escritos en el Diario La Prensa, que valientemente dirigía el Mártir de las Libertades Públicas y Héroe Nacional, Dr. Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, a quién tuve el agrado de conocer y fui objeto de su estimación.

Y fue de esa manera cuando apareciendo mi primer artículo aquel lejano 25 de Noviembre de 1964 que me inicié en el periodismo empírico. Partiendo de ese momento, me tomé la tarea, a la temprana edad de dieciséis años, a seguir redactando para el rotativo en mención, que a mucho orgullo y con abierta tenacidad, combatía a la siniestra y depuesta dictadura somocista, hasta que los fusiles libertarios de pueblo, pusieron fin a su escabrosa existencia.

Tiempos difíciles me tocó vivir en un ambiente saturado de servilismo, donde se acostumbraba rendirle pleitesía con el incienso de la adulación, al todopoderoso que bañó de sangre el rostro pálido de la Patria, pero no me di tregua en el entregado afán de escribir, porque desde la trinchera de la verdad, me impuse la obligación de hacer lo que tenía que hacer para testimonio de mis propias creencias; y, porque además,  siempre obtuve el respaldo moral de amigos que, como Constantino Maldonado Lovo, me demostraron la benevolencia de su carácter viril, y esa afirmación de mis escritos la he venido corroborando con los archivos que conservo con suma veneración, ya que en ellos se plasma la afirmación de mis evidencias.

Antonio Machado, apasionado filósofo de épocas memorables, lo ha dejado dicho para la posteridad: “Ni el pasado ha muerto, ni está el mañana en el ayer escrito”. Ciertamente, el pasado vive, cuando precisamente hemos sido actores de cosas buenas; y el mañana, como es algo incierto a los ojos del futuro, nos quedamos con las lecciones del mismo pasado.

No pudiera cerrar mi autorizada intervención, sin antes ofrecer un saludo a las simpáticas damas que hoy nos acompañan en esta solemne ocasión. A ellas, que son sinónimo de encanto, cuales musas de amor y la amistad; a las simpáticas portadoras que llevan en su alma el evangelio de la virtud, deposito simbólicamente en sus cándidas manos, las agraciadas flores que nacen en los huertos mañaneros; como un homenaje de sentida admiración a la dignidad que atesoran en su expresiva personalidad, y de la cual me complazco en exaltar.

Muchas gracias