martes, 15 de septiembre de 2015

MARCOS RAYO HERNÁNDEZ
"El Rey de las Bandas Filarmónicas"

Revista Musunce No. 14 del año 2008



Es un domingo del mes de noviembre, la plaza de toros está al reventar, los ánimos de los presentes se encuentran en su punto de ebullición, cuando después de un morterazo sueltan al toro, “El Revoliático”,  el griterío no se hace esperar, la bestia salta furiosamente con el jinete pegado al lomo  como un  Patacón, buscando como derribarlo y arrancan los acordes de un son de toros popular. Desde una parte de la tribuna, una tropa de chigüines son los que con sus instrumentos musicales le ponen la “sabor” al ambiente.
¡Es la Banda de don Marcos Rayo la que está amenizando las corridas de toros! de las alegres fiestas de noviembre del departamento de Madriz.

Así recordamos los somoteños a este hombre, nacido un 25 de abril de 1926, en la comunidad de Santa Teresa, producto del matrimonio de Tiburcio Rayo y María Evangelista Hernández.
Visitamos el hogar de unos de sus hijos, Mauricio Rayo, para que nos oriente en esta ruta  buscando la trayectoria musical de su padre y plasmarla en las páginas de nuestra Revista MUSUNCE, para darla a conocer a nuestros lectores, y así enseñarles a las nuevas generaciones de uno de los valores con nuestra ciudad tiene en su haber histórico-cultural.
Buscando un futuro mejor para su familia se trasladó a vivir a Somoto; ya aquí, en 1960 fue visitado por Arnoldo Castellón, Ramón Morales, Donatilo Garache y José Fuentes, para que los acompañara en la tarea de crear en esta ciudad una Escuela de Música, dado el talento musical innato de Marcos Rayo, puesto que en su comunidad animaba eventos con instrumentos típicos y rústicos; aceptó gustoso la invitación y comenzaron para él seis años de estudio de Solfeo - la Literatura Hilarión Eslava-; con él estaban 18 alumnos más, entre ellos mencionaremos a Roberto y Noé Valladarez, Germán Alfaro, Ramón Morales, Donatilo Garache, José Fuentes, Arnoldo Castellón, Gustavo Aguilera; todos bajo la dirección de los Maestros Quintín Morales y Luis Sandoval. La Escuela se llamó “Escuela de Música Municipal José Vicente González”, su sede estaba donde funcionó hasta hace poco el Mercado de esta ciudad.
Por gestión de don Gerardo Selva, diputado departamental en ese entonces, consiguió para la escuela una instrumentación completa, la que vino procedente de la república de Checoslovaquia.
Nos cuenta uno de sus hijos, Mauricio, que comenzaron allá por el año de 1970, la primera vez que amenizaron fue en Pueblo Nuevo, un mes de octubre, luego en los municipio de las Segovias;  dada la variedad en su repertorio, especialmente en música taurina. Por su alta calidad, acompañaron en su gira por nuestro país al torero colombiano de fama internacional, Nelson Amaya, logrando posteriormente obtener gran demanda en el ámbito nacional.

Todo comenzó como un proyecto familiar integrado por sus hijos Mauricio, Nery, Nervin, José Marcos y Rafael; unos primos; luego por la popularidad que iban obteniendo, otros niños que llegaban a verlos ensayar se unieron al grupo, como Roberto y Martín Zelaya y otros más, tanto que llegaron a formar una agrupación de 15 miembros. Aquí es necesario que recordemos  -nos dice Mauricio- a “Chamando”, que poseía gran habilidad para la música, imprimiéndole pimienta a la ejecuciones desde la percusión, que era donde él se desarrollaba.
Por el gran respaldo que tenían de la gente, por la música que interpretábamos, buscaron la manera de ampliar la Banda.
Compraron instrumentos usados y ensayaban en la finca con instrumentos rústicos, para lograr mejor concentración el trabajo.
“Uno de los componentes para su éxito, dice Mauricio, fue la calidad, la juventud y la responsabilidad, con estos ingredientes, más la sabia dirección de nuestro padre, don Marcos Rayo, llegamos a  tener mejor calidad que las bandas hondureñas de gran aceptación en esa hermana república”.
“Como era música de viento, no poseíamos vocalista, propio de las bandas modernas, procurábamos tocar música de las regiones que visitábamos, siendo así que obtuvimos reconocimiento de un Presidente y Ministros de Honduras. En Danlí nos dieron reconocimiento especial” recuerda Mauricio.
La calidad llegó al grado que varios de los integrantes fueron contratados por el Mariachi Norteño, los Mokuanes, Invierno, la Banda Blanca, los Gatos Bravos, Progreso Band, Orquesta Regis, la Familia Hitson y otros.
Otra característica de la Banda, era que  no solamente amenizaban eventos taurinos, también poseían en su repertorio música especial para fiestas, cumpleaños, festejos religiosos y otros; era notorio el alto sentido de colaboración que prevalecía en sus integrantes.
En el certamen “Chas Mejía” dedicado a don Marcos Rayo, el pueblo estuvo presente para homenajearlo, allí tocaron para él todos los 18 integrantes originales de la Banda, al evento asistieron personas de todas partes, desde donde era conocido, con su banda “Los hermanos Rayo”, fue algo excepcional
A través de las páginas de la Revista MUSUNCE, queremos agradecer al pueblo somoteño el apoyo que nos han brindado y también a las instituciones civiles.
Personalmente quiero agradecer a Celán Bertrand, al prof. Ramón Mendoza, a Ramón Umanzor, al Dr. Salvador Espinoza y otros; por el reconocimiento que han hecho con nosotros.
A las nuevas generaciones de músicos, les puedo dar la enseña que nuestro padre, nos daba en las prácticas: “toquen para el público, que la música no es para uno, se debe tocar en función del público, para que la gente sienta gozo al escucharnos”.
Esto ha sido un pequeño trabajo, que entregamos a ustedes a manera de homenaje a este hombre, que con su talento artístico, puso en alto el nombre de su ciudad y su patria, con la bandera de la música, armado de una tropa, hambrientos de conocimientos musicales y llenos de respeto a él, como ejemplo de padre, maestro y artista.
Sirva para ejemplo a las nuevas generaciones, los pasos en el arte de este personaje somoteño que se convirtió por esfuerzo propio en “EL REY DE LAS BANDAS FILARMONICAS”.